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REPORTAJES

Visiones de tierras andinas (primera parte).
Perù - 2009.
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El trabajo aquí presentado es un diario fotográfico de un viaje realizado en el verano del 2009 entre algunos de los lugares más representativos del Perú y de la Bolivia.
Una mirada sobre dos poblaciones entre folklor y tradición que resisten al inexorable paso del tiempo.

El viaje empieza desde la periferia de Lima, donde una comunidad originaria de Ayacucho festeja la fiesta de San Felipe con la tradicional Danza de las Tijeras.
Desde aquí se llega a Cuzco, la antigua capital del  Tawantinsuyu (el Imperio incaico), situada a 3200 mt. de altura. Asistimos a la  procesión de la Mamacha Belén (Virgen) que, durante 12 horas, anima el entero centro de la ciudad. Es este un interesante ritual que evidencia en sus espresiones devocionales la fusión de elementos cristianos con elementos precolombinos.

En la parte alta de la ciudad es posible visitar les ruinas de la fortaleza del  Sacsaywamán donde actualmente se festeja l’Inti Raymi (fiesta del sol), la más importante representación histórica dedicada a la cultura incaica.
Después un increíble viaje en tren  se llega a Aguascalientes para recorrer las infinitas escaleras que nos llevan hasta la imponente ciudadela incaica de    Machupicchu (Montagna vieja). Desde Cuzco nos dirigimos hasta la ciudad blanca de Arequipa para visitar el Cañon del Colca y las típicas urbanizaciones che  caracterizan su paisaje.

Ultima etapa en Perú es Puno, la ciudad que costea el frio y inmenso Lago Titicaca. Con una “combi”  (furgoneta convertida en minibus), recorriendo pocos kilómetros ha sido posible visitar en la localidad de Cutimbo las enigmáticas Chullpas (tumbas), uno de los testimonios mas imponentes de la civilización Aymará.

Visiones de tierras andinas (segunda parte).
Bolivia - 2009.

 

Desde las costas peruanas, con un pequeño y peligroso barco llegamos a la Isla del Sol, isla boliviana  de tradición agrícola habitada por una población de descendencia Aymará.

En Copacabana, después de haber asistido a la tradicional bendición de las movilidades, con un viejo autobús repleto de pasajeros llegamos en la capital boliviana.
La Paz aparece como un verdadero mercado a el aire libre, con calles adonde se  trabaja sin parar y donde es posible encontrar casi de todo. Después de dos horas de viaje llegamos a las ruinas  del Tiwanaku, el lugar de donde toma origen la civilización preincaica.

Desde la capital se pasa a Santa Cruz, para acabar finalmente al Salar de Oyuni, el desierto de sal más grande del mundo. Después de un accidente tenido con un todoterreno alrededor del Cementerio de los trenes, conseguimos adentrarnos en el salar alcanzando las sorprendentes islas ricas de enormes cactus que sovrastan  el paisaje plano y blanco del desierto.

Dejamos el clima frio Boliviano y  acabamos nuestro viaje en Argentina en la Quebrada de Humahuaca, tierra aún habitada por el pueblo de los Collas, descendientes de una de las etnia que formaban el Taiwantinsu.

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